Marca comercial "La Barretina"

Detalles Bibliográficos
Identificador:MA_CE_00148
Denominación principal:Marca comercial "La Barretina"
Clasificación genérica:Industria conservera. Promoción y publicidad. Diseño y Artes gráficas.
Técnica:impresion
Material:papel;tinta
Dimensiones:
  • ancho: 9 cm;
  • alto: 14,7 cm;
  • profundidad: 11 cm;
Fecha de creación:1932
Origen o lugar:Vigo
Autor principal: Bernardo Alfageme S.A.
Descripción
Descripción: La pieza se compone de un tarjetón, al que está adherida en el anverso, la imagen de la marca "La Barretina". En el reverso, aparecen recogidas las diferentes fechas de presentación, de la marca del producto, así como la concesión y publicación de las mismas.
Uso o finalidad:La función de los registros de marcas no era otro que asegurarse la independencia de la producción bajo un nombre concreto, evitando la competencia con otras empresas
Historia del objeto:En el pueblo zamorano de Vezdemarbán, el 28 de mayo de 1849, nació el fundador y alma máter de la empresa, Bernardo Alfageme Pérez. La información y las relaciones que aquella actividad, y la de sus suegros, le proporcionaban, le permitieron entrar a él mismo, en el negocio de la salazón y los escabeches, de forma que ya en el mes de julio de 1882, aparece inscrito en el padrón municipal de la contribución industrial, como fabricante de ambos productos. Con la inauguración de un establecimiento hostelero, en 1893, Alfageme se erige como uno de los pioneros, en la promoción de una actividad emergente, en otros pueblos del litoral asturiano, como era el turismo veraniego a través de los “baños de ola”, que adquiriría un gran desarrollo en las últimas décadas del siglo XIX, entre un grupo de personas de clase alta, y entre los círculos intelectuales de Oviedo y Madrid. En julio de 1898, ampliando la salazón en marzo del año siguiente, y poniendo a la venta al por mayor, de pescado fresco, en octubre de 1902. Al año de su apertura, en agosto de 1899, Bernardo Alfageme, participa en la Exposición Regional celebrada en Gijón, con una selección de sus productos “formando bonitas columnas de envases”, bajo la marca de fábrica "La Legalidad", obteniendo de premio una medalla de plata. En enero de 1902, Bernardo Alfageme confiere a su hijo Hermenegildo, la dirección y administración de “la fábrica de salazón, y beneficio de pesca y de conservas alimenticias” de Candás. En 1903, inicia la expansión de su industria, con la adquisición, en el mes de mayo, de un edificio destinado a fábrica de salazón, ubicado en el puerto coruñés de O Barqueiro, Ayuntamiento de Mañón. Poco después, tras la fallida experiencia de O Barqueiro, debido a la escasez de pescado en la zona, Hermenegildo Alfageme, retoma la andadura empresarial en Galicia, con el establecimiento de una pequeña fábrica de conservas en la ciudad de Vigo, dado el importante desarrollo de su puerto, y las ventajas de emplazarse próximo, a los lugares de captura de la sardina, la especie predominante en las conservas, de cara a la exportación. Allí fijará Hermenegildo Alfageme, de manera definitiva, su residencia familiar y su actividad empresarial, tal como veremos en el apartado siguiente. La familia Alfageme, entre los años 1920-1924, levantó en Candás uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial, localizados en Asturias, y sin duda, el más representativo del sector conservero, lamentablemente perdido para siempre. Hermenegildo Alfageme Fernández, estableció su primera factoría viguesa, hacia 1910, en la playa de Coia, en el lugar denominado Punta de San Gregorio, y allí se mantuvo durante aproximadamente diez años. Los buenos resultados de la planta viguesa de los Alfageme, especialmente durante la Primera Gran Guerra, llevan a Hermenegildo, que ya se ha domiciliado en la ciudad olívica, a trasladarse provisionalmente al barrio del Arenal en 1920, y a proyectar la construcción de una gran fábrica, en las proximidades de la que había tenido en Coia, en el lugar que hasta entonces ocupaba el campo de fútbol del Fortuna. La nueva fábrica, que se convertirá en emblema de la empresa, por encima incluso de la casa matriz de Candás, fue construida según planos del arquitecto Gómez Román, y llegaría a ser uno de los símbolos de la industria viguesa. Las marcas más antiguas, se inscribieron en el año 1913, con los nombres de Preferidas y Romeo y Julieta para sardinas en aceite, y al año siguiente se registró, la más importante de la firma conservera, bajo el nombre de Miau (1914). Desde entonces, la marca de los tres gatos acechando una lata de sardinas abierta, alcanzó una gran popularidad y difusión, no solo en el mercado nacional, sino en los exigentes mercados internacionales. Posteriormente se lanzan al mercado, otras marcas que diversifican los productos y sus calidades, como La Providencia (1921), destinada a la comercialización de sardinas y otros pescados a precio económico, o Bernardo Alfageme (1923), aplicada a pescados y mariscos a excepción de sardinas. Finalmente, en la primera mitad de los años 30, como reflejo de los efectos de la Gran Depresión de 1929, en plena crisis económica mundial, una vez que las exportaciones se vieron entorpecidas por las políticas proteccionistas, se registran nuevas marcas orientadas totalmente al mercado nacional, como La Barretina (1932) y Eureka (1933), que alcanzarían gran difusión y éxito comercial en las décadas de los años 40 y 50.