Marca comercial "Gansonej"

Detalles Bibliográficos
Identificador:MA_CE_00161
Denominación principal:Marca comercial "Gansonej"
Clasificación genérica:Industria conservera. Promoción y publicidad. Diseño y Artes gráficas.
Técnica:impresion
Material:papel;tinta
Dimensiones:
  • ancho: 7,2 cm;
  • alto: 14,7 cm;
  • profundidad: 11 cm;
Origen o lugar:Vigo
Autor principal: Guillermo Curbera Hijos
Descripción
Descripción: La pieza se compone de un tarjetón, al que está adherida en el anverso, la imagen de la marca "Gansonej". En el reverso, aparecen recogidas las diferentes fechas de presentación, de la marca del producto, así como la concesión y publicación de las mismas.
Uso o finalidad:La función de los registros de marcas no era otro que asegurarse la independencia de la producción bajo un nombre concreto, evitando la competencia con otras empresas
Historia del objeto:Francisco Curbera Puig, se había casado con Rosa Tapias, y uno de sus hijos había sido Guillermo Curbera Tapias, pronto corredor de comercio, y luego, a comienzos de los años 1890, armador de vapores de palangre. En 1893, con tres de estos buques, era uno de los más importantes armadores locales, y uno de los que, a efectos de aprovechar el besugo, no comercializado en fresco, entraría en el negocio de los escabeches. Primero lo haría colectivamente, en el Arenal vigués, asociado entre otros a Benigno Barreras, a Leopoldo Lamberti y a su vecino Antonio Alonso Santodomingo, pero muy pronto, lo haría por cuenta propia, y de su hermano Enrique, en el puerto de Meloxo (O Grove), donde a la fabricación de escabeches, añadiría ya antes de que acabara el siglo, la de conservas herméticas. Tratando de aprovechar la buena coyuntura exportadora, que brindaba la depreciación de la peseta, en aquellos años y pronto, la segunda crisis sardinera francesa, los dos hermanos trataron de aumentar su giro, vendiendo la primitiva fábrica de O Grove, a la firma Yáñez y Areán en el año 1901, y trasladando la sede de su negocio, a la ría de Vigo. A este efecto, se asociaron con una importante familia de consignatarios, los Conde, y con Félix Casuso Olano, un ingeniero militar, establecido en Vigo, que fue director de La Metalúrgica, para establecer una fábrica nueva en Canido, en unos terrenos adquiridos a Tomás Mirambell, a la que trasladaron su actividad. Interesado por los avances tecnológicos en el sector, Guillermo adquirió diversas patentes en asociación, con la familiar Durán, y con un conservero de la ría de Arousa, Emilio Montenegro Taboada, al tiempo que se convirtió, en distribuidor en España, de una de las primeras sertidoras semiautomáticas, la popularmente conocida como "Lubeca", por su procedencia de la ciudad alemana de Lübeck. Guillermo Curbera, montaría las primeras Lubecas en una nueva fábrica que en 1905, establece en Sanxenxo, al tiempo que su socio Montenegro, lo haría en la que tenía en la Pobra do Caramiñal. La historia nos permite ver en Guillermo Curbera Tapias, hijo de Francisco, y sobrino de José Ramón Curbera Puig, la imagen de un importante armador local, que se establecería como conservero, teniendo fábricas en Sanxenxo, y en la playa viguesa de Canido, asociado a miembros de la Consignataria Conde, y del ingeniero militar Félix Casuso Olano. Guillermo Curbera Tapias, también tendrá un papel protagonista, en la fundación de La Metalúrgica, y de la Empresa de Abastecimiento de Aguas de Vigo. Fallece prematuramente en 1908, dejando viuda a Elena Solleiro Negrete, hija de un importante comerciante, y fabricantes de curtidos local, y diez hijos menores de edad. Ellos mantendrán las dos fábricas en actividad, cambiando la razón social a Guillermo Curbera Hijos, a comienzos de 1913. La nueva sociedad, tendría como primeros administradores a la viuda de Guillermo Curbera Tapias, y a su hijo Guillermo Curbera Solleiro. Sería este último, con la colaboración de su hermano Enrique, y de su cuñado, el abogado vigués, Juan Arturo Paz López, quien dirigiría la empresa durante varias décadas. Desde los años de la Gran Depresión, de 1929, la empresa concentraría su producción en la fábrica de Canido, y la ambición que había caracterizado a su fundador, quedaría difuminada en la complicada estructura de su propiedad. De esta forma, a partir de los años cuarenta, Guillermo Curbera Hijos, se mantendría, como una empresa mediana en el contexto del sector, del grupo de las que no conseguirían adaptarse a los cambios ocurridos, a partir de los años sesenta y setenta, y que acabaría por desaparecer en 1982, aunque por aquel entonces, llevaba ya algunos años prácticamente sin funcionar.